Adios A Un Amigo


ADIÓS AMIGO

Todos los que han tenido mascota saben lo qué significa perderlos. Pero si la pérdida se da por la barbarie de alguien a quien no puedo calificar de persona, es incomprensible.

Freddy había llegado a nuestra casa hace tres años y medio. Era uno más de la familia.

Como era gato conservaba su libertad, su independencia. No era cariñoso, no le gustaba que lo alcen, sí requería que se lo acompañe a comer y le gustaba que lo acaricien mientras comía. Con cada integrante de la familia tenía una relación diferente.

Nosotros respetábamos su personalidad y él nos respetaba a nosotros, por ejemplo, no se subía a los sillones ni a las camas, porque así se lo acostumbró.

Por las noches le gustaba dormir afuera y cada mañana a las 6 nos despertaba con sus maullidos en la ventana para entrar a comer.

Hasta que el martes 1 de abril no nos llamó. Y eso era raro; nos levantamos y abrimos las ventanas y no apareció. Cuando abrimos la puerta para irnos a nuestras ocupaciones descubrimos el por qué de su ausencia. Estaba muerto en la puerta de casa. Tenía una herida en su abdomen y en el cuello, era redonda y grande, ¿un balazo?. Todo da a entender que si.

Esa noche estuvo adentro de la casa hasta las 02:30, hora en que me despertó para que lo acompañe a comer. Habitualmente comía y se iba pero esa noche no quería salir. Eso me extrañó, ya que sólo se quedaba adentro en noches de lluvia. Como sabía que si se quedaba no me iba a dejar dormir porque me iría a despertar a cada rato, lo saqué por la ventana. Cuando lo vi muerto fue inevitable que me haga reproches; ¿por qué lo obligué a salir si él no quería?, ¿cómo pude ser tan egoísta de pensar en dormir?, dicen que los animales tienen un sexto sentido y tal vez por eso no quería irse, ¿cómo no sentí ruidos?. Me tortura pensar que murió solito, sufriendo. Tal vez no hubiera podido hacer nada para salvarlo, pero aunque sea lo hubiera acariciado con todo mi amor en sus últimos momentos.

Ese primer día transcurrió con mucha conmoción, con vecinos que se acercaron a preguntar, amigos que estuvieron a nuestro lado porque comprendieron el dolor de la pérdida.

Cuando llegó la noche todo se hizo difícil, su ausencia se empezó a notar más y la angustia se hizo presente. Sé que con el transcurso del tiempo todo se supera y quedarán los lindos recuerdos, como pasó con otras mascotas que he tenido. Vendrá otro gato y se le dará tanto cariño como a Freddy, pero en mi corazón Freddy seguirá teniendo su lugarcito.

Dice una canción de Alberto Cortéz: “cuando un amigo se va, queda un espacio vacío” y eso es verdad. Por eso hoy, el primer día sin él, miro los lugares donde le gustaba dormir y al verlos vacíos siento una sensación de pérdida.

Quise compartir esto con la gente de Misha porque sé que comprenderán mis sentimientos. Quien tiene una mascota sabe que no se trata “sólo de un perro o de un gato”, como dicen algunos. Se trata de un ser que nos da su cariño y que muchas veces se comportan mejor que muchos humanos.

Con estas palabras sencillas y escritas desde el corazón quiero rendir mi homenaje a este gatito al que he querido mucho.

¡Adiós Freddy! Nunca te olvidaré y si existe algo más allá de este breve paso por la vida, estoy segura que te encontraré.

Claudia B. Viazzo

02/04/08