Las Mascotas para los Niños. (Ultima parte)

Consejos prácticos

Antes de adquirir un animal es importante que nos informemos sobre éste: necesidades, alimentación, espacio, vacunas, higiene, comportamiento, etc.

Partiendo de la edad de nuestro hijo, será más adecuado un animal u otro. Hasta los 3 años serán incapaces de cuidar de un animal pero a partir de los 4 ya podrán dar de comer o beber (aunque tengamos que recordárselo) a un animal que requiera pocas atenciones, por ejemplo un gato, un hámster, un conejo o un pez, e incluso ayudarnos a limpiar la jaula o la pecera. En el caso de los perros, lo mejor es esperar a los 6 años y elegir uno de raza pequeña. A esta edad podrá encargarse totalmente de su alimentación.

Al adquirir el animal debemos saberlo todo acerca de las vacunas, los parásitos y las medidas higiénicas que tenemos que adoptar para prevenir enfermedades.
Si el animal elegido es un perro, debemos acostumbrar a nuestro hijo a que lo saque a pasear.
Está claro que no podrá hacerlo las tres veces diarias, pero sí estableceremos un mínimo de una vez cada dos días. Si no puede hacerlo sólo lo acompañaremos hasta que sea mayor.

En el caso de no poder tener una mascota en casa, debemos buscar actividades alternativas para que nuestro hijo pueda estar en contacto con los animales: ir al zoológico muy a menudo, a casa de amigos que tengan perros y gatos, proponerle una estancia de unos días en una granja durante las vacaciones, etc.

Nuestra participación en la planificación de las tareas y cuidados que requiere el animal es imprescindible para que la experiencia sea constructiva y educativa.
Crearemos, de forma verbal o escrita, un contrato en el que se establezcan las tareas de cada miembro de la familia. Al niño puede serle de gran ayuda tener colgado en la pared o la nevera, una lista con las responsabilidades de cada persona y los días de la semana que debe hacer cada cosa. Puede ser que a medida que vuestro hijo se vaya haciendo mayor tenga más trabajo en el colegio y pueda encargarse un poco menos del animal. Si vemos que no tiene tiempo aprovecharemos para replantearnos las responsabilidades de cada uno y volveremos a repartir tareas.

Cuando el animal fallece, lo más importante es ponernos en el lugar de nuestro hijo.
Tal vez sea la primera muerte a la que tenga que hacer frente y, como los adultos, nuestro hijo pasará por una etapa de duelo que debemos aceptar, entender y apoyar. No cometamos el error de quitarle importancia: a nuestro hijo no le servirá de consuelo y además sentirá que no le entendemos.

Fuente: Laia Brun - Psicóloga - © 2000-2003 Solohijos 1, S.L
http://www.mx.educaterra.com/mgp/hojas/articulos/detallearticulo.jsp?articulo=2466&repositorio=11&pagina=1&idapr=1__esp_5

1 comentario:

Unknown dijo...

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